Roberto llega un rato más tarde desde la Vía España. Ha visto a Lencho y se acerca para ver qué pasa. Lencho lo distingue e inmediatamente sabe que está recién despertado. Seguramente pasó mala noche.
Viene con un cartucho grande y una cara de hambre disimulada. Agradece que el otro le extienda un poco de su comida. También acepta el libro, aunque temeroso de ensuciarlo. Los dejo interactuar y me aferro a mi timidez. Ellos también han sido sorprendidos por el momento.
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