Primer intento. Roberto busca en la basura.

Son las 11:15 en el puente elevado de San Miguelito. Estamos en el cruce de la carretera Transistmica con la Avenida Ricardo J. Alfaro. Debajo del puente hay una especie de asentamiento. Se ven los cartones extendidos, mesas y bancas improvisadas con cajas en las que una vez hubo manzanas y peras, tanques pintura, bolsas, basureros, carritos de supermercado, y otros desperdicios.

Tony y yo tratamos de mirar desde la acera para ver si hay personas, pero al parecer ya no es hora de seguir en ese hueco. La vida en ese cruce es bastante movida. La esquina donde estamos tiene ventas de todo tipo de cosas. Aunque hay dos grandes supermercados, muchísimas tiendas y comercios, afuera se vende y se compra con igual ferocidad.

De pronto me salta a la vista un hombre joven y alto de piel oscura que revisa un basurero en la parada de buses. Lo observo un minuto y me hago la historia en la cabeza. Pienso que en cuanto le proponga la venta de "IndiGentes" y que las ganancias son suyas, acepatará de inmediato. Es tan alto que no tengo valor para afrontarlo. Tony se anima y lo aborda con unos ejemplares en la mano. Mientras le explica, yo observo que se quita un guante y con la mano ya desnuda se quita el otro guante. Los mete en el cinto y toma el libro. Lo ve, lo abre, se queda un rato como pensando y dice "lo siento". Lo siento - repite - yo no sirvo para vender nada. Nunca he servido. Soy penoso, sumamente penoso. Prefiero no tener nada que ver con la gente, prefiero tratar con la basura".

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