Plan A:

Hablamos de nuestra reacción ante los indigentes. Yo quiero la fotografía, el hecho. Supongamos que esto te lo ofrece un indigente, en cualquiera de sus formatos; puede ser un piedrero, un pordiosero, un vendedor de objetos extraños, un simple tipo que está sobreviviendo. ¿Qué ocurriría? Me gustaría saber si acaso la gente aceptaría la propuesta. También me pregunto si esta gente se interesaría en tener en sus manos un libro de poesía para venderlo y ellos tendrían las ganancias. Yo no pido que me devuelvan siquiera los costos, no quiero las regalías de esta edición. El propósito es experimental, sociológico y hasta moral.

No sé quién soy yo para juzgar a los demás bajo la visión de mis propios temores. Sólo cuento con la observación, con la experiencia que desde hace años comparto con otros en semáforos y esquinas. Esta sería una oportunidad para constatar o para desmentir mis teorías. ¿Acaso la gente desprecia, ignora y teme a los indi...? Gentes! Ellos también son Gente.

Plan A: El día mundial de la poesía, 21 de marzo, entregaremos un paquete a unos cinco o seis indigentes, previamente identificados, quienes los venderán y obtendrán las ganancias.