Cuando se dice California, USA, inmediatamente el recuerdo convoca palmeras, tranquilidad y buena onda, pero hay una realidad que el famoso "sueño americano" oculta. En el país supuestamente desarrollado que nos vendieron como el ideal, en la potencia económica y bélica supuestamente indestructible, en el norte más norte de los nortes existen también indiGentes.
El sistema del sueño americano es tan cruel, que aún ganando 2000 dólares al mes, esta mujer y su hija deben vivir en la camioneta familiar aquella que soñamos cuando veíamos las series de los años noventa. La minivan es ahora su casa, al menos mientras la pueda mantener.
Un día - al quedarse sin trabajo de tiempo completo - ya no pudo pagar la renta y pensó que mientras resolvía, tendrían que dormir en el auto. A sus cuarentipico y sin estudios universitarios, el mercado laboral no la considera útil. Sólo en gastos mensuales por el auto, gasta unos 600 dólares. Bañarse y guardar el resto de sus pertenencias en un depósito, le sale en casi doscientos; y comunicarse, doscientos más. Al no tener donde preparar alimentos, su comida y la de su hija sale en unos 900 dólares mensuales. Nada les queda para el cine o para tomar vacaciones.
"Cuando piensas en un indiGente, normalmente te imaginas un alcohólico, drogadicto, perezoso o con problemas mentales" dice, pero "la mayoría son personas como yo que trabajan, estudian y tratan de salir de esto, pero no pueden" agrega.
Por supuesto que probaron con los refugios, pero se encontraron con la realidad, son lugares terribles, donde la miseria realmente se devela. Prefieren - aunque la ley lo prohiba - dormir en su auto. Y tal es la demanda de estacionamientos para dormir, que ya se ha convertido en el programa de una asociación, que les provee de un espacio pasar la noche y se les proporciona un inodoro y un poco de tranquilidad. También les ayudan a encontrar un lugar para vivir, pero al final, eso que vimos en televisión en los ochenta y los noventa, es un espejismo que le ha salido caro a muchos migrantes y también a la ciudadanía que nunca esperó estas circunstancias y - por lo tanto - nunca se preocupó del camino que tomaba la economía.
El reportaje de VICE dice que más de 16 mil personas viven en estas condiciones (unos con menos suerte y autos más pequeños), y que el mercado inmobiliario de Estados Unidos no ve como un negocio las casas para personas de ingresos bajos. El gobierno tampoco lo hace, porque respetan mucho a la lagartería de los comerciantes. Menos tocar a la empresa privada...eso sería atentar contra la libre empresa. Mejor que se jodan las personas, que vean a ver qué hacen.
Esta mujer, su hija y miles de familias que hoy viven en la calle están ahí por un golpe de suerte, que - pensándolo bien - no es suerte, sino la pasividad con la que permitimos que unos pocos se adueñen de nuestro destino.
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